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Amazonía: Fortalezas y oportunidades

Publicado: 2012-10-18

El paraíso natural que es el bosque amazónico ocupa un territorio de 6.7 millones de kilómetros cuadrados; comprende nueve naciones independientes y un territorio de ultramar (la Guyana Francesa). Esto es dos veces el territorio de la India, según el informe Iniciativa Amazónica Viva, publicado y editado por la World Wildlife Fund (WWF). Pero a pesar de su gigantesco territorio, se trata de uno de los espacios más frágiles del mundo.

Cerca de 30 millones de personas viven en la cuenca del río Amazonas. Todas ellas dependen directamente de los recursos que el bosque les provee y en esta cuenca se encuentran aproximadamente el 10% de las especies animales y vegetales del mundo. La mayor parte de sus habitantes viven en comunidades autosuficientes o en situación de no contactados, sin causar mayor impacto en su entorno. Ahora, ¿qué la hace una zona vulnerable?

En los últimos 50 años, el aumento de las actividades macroeconómicas, como la ganadería a gran escala, o la expansión de la agricultura mecanizada han sido responsable de la pérdida del 17% de áreas boscosas. Lo mismo ocurre con la agricultura mecanizada, pues también requiere de amplios espacios para funcionar.

Sin embargo, lo que amenaza a la Amazonía es la construcción indiscriminada y sin planeamiento de infraestructura, sobre todo de vías de transporte, plantas de extracción de hidrocarburos y represas hidroeléctricas. Si bien se trata de obras necesarias, pues aseguran la producción de energía que requiere un país, presentan problemas como la sobre población de zonas que de otra manera serían inaccesibles.

Se ha demostrado que un flujo descontrolado de personas a una zona, trae consecuencias como la proliferación de actividades ilegales, por ejemplo la extracción de oro, actividad altamente contaminante y causante de la muerte de diversas especies acuáticas.

Otro problema serio es la tala ilegal, práctica que consiste en deforestar indiscriminadamente provocando la desaparición de especies y desequilibrando el ecosistema. No hay que olvidar que el bosque amazónico guarda entre 90 y 140 mil millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. Por lo tanto, cada kilómetro cuadrado deforestado es una contribución al aumento del calentamiento global.

En este panorama, debemos ser cautos y considerar las repercusiones que las actividades no reguladas generan sobre los habitantes de la Amazonía y la biodiversidad que esta acoge. Repercusiones que ponen en peligro no solo la diversidad de especies y habitantes que nuestro bosque amazónico alberga, sino uno de los mayores suministros de agua limpia y oxígeno del planeta. Aún estamos a tiempo de evitar un desastre que, de otro modo, sería irreversible.


Escrito por

Colectivo Sélvate

Todos somos amazonía


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¡Sélvate! Todos somos Amazonía

Sitio para conocer y defender la preservación de la selva Amazónica.